Al fin había llegado la
hora de prepararse para asistir a la que sería la mejor fiesta de disfraces, de
todos los tiempos. Llevaba días con el estómago hecho trizas a causa de los
nervios y de la ansiedad producida, a causa del evento. Sin embargo estaba
seguro que valdría la pena pasar esos días de malestar, con tal de poder acudir
a semejante fiestón; no faltaría nadie del pueblo, nunca se lo perdían, pero
este año menos todavía. La comisión de fiestas del pueblo tenía previsto llevar
a un conocido escritor de terror, acompañado de uno de sus maquiavélicos
personajes para que la noche de los muertos fuese un éxito rotundo. Durante
meses fue la comidilla de todos los lugareños, incluso un pequeño grupo había
hecho una porra intentando acertar el nombre del junta letras de renombre, que
tanto se habían esmerado en publicitar para dar más fuerza a la fiesta de
disfraces. Y en medio de esas cavilaciones comenzó a ponerse su disfraz. Este
año se había decantado por el que estaba más de moda a raíz de uno de los
últimos estrenos cinematográficos; sí habéis acertado, en cuanto lo vio en la
tienda se enamoró de él. El famoso y malvado payaso “IT”, del gran maestro del
terror de todos los tiempos Stephen King. El disfraz en sí era perfecto, no le
faltaba ni el más mínimo detalle. Parecía que era el verdadero monstruo que
salía en las grandes pantallas. Terminó de ajustarse la careta, y salió de casa
para dirigirse a la plaza Rafael Pazos, que era el lugar elegido para celebrar
esa noche de Halloween, en pleno centro del pequeño pueblo gallego. Xoél a
medida que iba cruzando la calle consultó su reloj, todavía quedaban quince
minutos para las once de la noche, que era la hora acordada para presentarse en
el lugar. No obstante la gente ya debía de estar toda allí; no había un alma
por la calle, parecía una auténtica escena arrancada de una de las típicas
películas de terror. Apuró un poco el paso, y a medida que se fue acercando ya
escuchaba todo el barullo del gentío con unas ganas de marcha que hacían
temblar el suelo. Al cruzar el callejón que daba a la plaza se quedó alucinando
no, lo siguiente, no cogía ni un ser humano más; eran miles de personas las
allí reunidas, del pueblo y todos los otros pueblos de alrededor. Al parecer
nadie se quería perder a la eminencia literaria, que con tanto secreto se había
guardado su identidad; quizás eso era lo que más animaba a la gente a estar en
la fiesta. Somos curiosos por naturaleza, y en este caso tratándose de alguien
conocido aún más. Se hizo paso hasta llegar al bar “O Campo”, que era donde
había quedado en verse con el resto de la pandilla. Para entrar se quitó la
máscara con la intención de que alguno de sus amigos lo viese, y así
localizarlos en medio de la marabunta de clientes que se agolpaban en el local
con la intención de mojar sus gargantas en alcohol. En cuanto dio dos pasos
pudo ver como un vampiro sacudía su capa para llamar su atención, era su amigo
Carlos que un año más se había empecinado en volver a disfrazarse de Drácula.
Llevaba al menos cinco años con el mismo atuendo, y no había manera de quitarlo
de ahí; o se vestía como el puto Conde, o no se disfrazaba. Se hizo paso entre
momias, hombres lobo, fantasmas, zombis y demás monstruos hasta que llegó al
lado de su amigo, para tomarse un par de copas juntos antes de que la fiesta de
verdad comenzase.
No tardaron en unirse a
ellos unos cuantos amigos y conocidos, que poco a poco fueron apareciendo.
Todos hablaban de la misma cosa. Del dichoso escritor que vendría en apenas una
hora, para dar el pistoletazo de salida a la fiesta de los muertos. Estaba
claro que fuese quién fuese, tendría la atención de miles de personas
expectantes por ver su cara para así acabar de una vez por todas con aquella
incógnita. Acabaron sus consumiciones salieron para coger un buen sitio;
querían estar entre las primeras filas, sobre todo Xoél. Que era el más
fanático de todos ellos en cuanto a novelas, y películas policiacas y de terror.
Fueron haciéndose paso por el medio de toda la marabunta de gente hasta que al
final consiguieron su objetivo; ahora solo debían esperar cinco minutos, que
era lo que faltaba para que el reloj diese las doce campanadas.
-Pues yo creo que no será para tanto, Xoél. Así que tranquilízate un poco, viejo amigo. –Agarró a su amigo por los hombros, y muy convencido le dijo.
-Confía en mi instinto, cuando mi corazón corre como un caballo desbocado nunca se equivoca. Verás cómo va a ser un escritor de la hostia. –De repente se apagaron todas las luces, y todos dieron un sobre salto acompañado de un grito ahogado, para luego dar paso a un silencio sepulcral.
Un potente foco iluminó
el escenario, y la enorme lona que lo cubría todo comenzó a desaparecer como
por arte de magia. Aquello era brutal, todo estaba lleno de los monstruos más
variopintos, recién escapados de una novela de terror. Un dispersor inundó todo
de humo a medida que una plataforma se levantaba del centro del escenario;
cuando el humo comenzó a disiparse, no se podían creer lo que estaban viendo
sus ojos. Todo el mundo comenzó a aplaudir y a chillar, como si se les fuese la
vida en ello. Y la verdad que no era para menos. Tenían ante sus ojos al
mismísimo maestro del terror, ni más ni menos que al puto Stephen King. Pero
eso no lo era todo. El muy cabrón venía acompañado de una de sus joyas
literarias; una vez más habéis acertado, su acompañante era “IT”. Cosa que hizo
que a Xoél se le erizara hasta el último bello de su cuerpo, llegando incluso a
pellizcarse un par de veces para asegurarse de lo que estaba viendo era cierto
y no producto de su imaginación en un mal sueño.
-Ya te lo dije, Carlos. Mis pálpitos nunca fallan. ¡Cago en Dios, dame una abrazo tío! –Se abrazaron al mismo tiempo que ambos daban botes de alegría.
Lo que ni a ellos ni
nadie se les habría pasado nunca por la cabeza, era lo que iba a suceder en las
próximas horas. Una vez más, la realidad iba a superar a la ficción para desgracia
de nuestros amigos. Lo peor de
todo, que cuando se dieran cuenta de
algo, si se daban, ya sería demasiado tarde para alguno de ellos.
El acto de presentación
fue según lo previsto, sin defraudar a nadie King dio una charla amplia y muy
exquisita para luego dar paso a las preguntas de cientos de periodistas allí agolpados para
cubrir la noticia del evento. Estaba claro que mañana saldrían en portada de
todos los periódicos, además de en un innumerable número de cadenas
televisivas. Pasada una hora de intenso bombardeo de preguntas y respuestas,
dieron paso a los autógrafos para todo aquel que quisiese. Imaginaos, la cola
llegaba hasta el pueblo colindante. Estaba claro que muchos se irían a casa sin
aquel valioso trofeo. Nuestros dos amigos emprendieron una misión casi
imposible por hacerse con unos de los puestos que iban a ser los claros
agraciados, y finalmente entre empujones, algún que otro insulto y más de uno
acordándose de sus santas madres, consiguieron colarse entre los veinte
primeros. El éxito ya estaba asegurado. Xoél tenía claro dónde quería tener
estampada la firma del escritor, su disfraz le venía al pelo para lo ocasión.
Guardaría como paño en oro aquella mascara de IT, valdría miles de euros solo
por tener la auténtica firma de su creador. Sería un buen seguro de vida si en
algún momento se veía envuelto en apuros económicos serios. Mejor dicho. Muy
serios, porque si no, no se desharía de
ella por nada del mundo. Eso lo tenía clarísimo; todavía no tenía lo que quería
y ya estaba dándole vueltas a lo que podía hacer con ello, así era él.
A medida que se iban
acercando, cuando solo les faltaban dos puestos para obtener el autógrafo del
famoso escritor, Xoél pudo ver como el payaso que acompañaba a Stephen King
haciendo del verdadero IT, hacía unos movimientos extraños para luego
desaparecer y a los pocos segundos por arte de magia estar de vuelta. Fue algo
que le llamó bastante la atención, sin embargo no dijo nada simplemente por el
hecho de que se había creído que todo era parte del espectáculo. Estaba con los nervios a flor de piel, su
estado de euforia era cada vez más incontrolable a medida que ya se iba
acercando su turno. Después de varios minutos de espera, al fin había llegado
el tan ansiado momento; primero iría Carlos, y luego ya sería su turno. Una vez
terminó su amigo, se acercó muy despacio a su ídolo literario, quería disfrutar
y estirar el momento lo máximo posible. Una vez a su lado, el corazón le latía
tan rápido que parecía que en cualquier momento le iba explotar dejando en su
pecho un orificio del tamaño de una sandía. A pesar de eso y de tener la boca
tan seca que parecía un papel de lija, al final consiguió intercambiar unas
palabras con él a pesar de su escaso conocimiento de la lengua inglesa. Estaba
viendo el momento con tanta intensidad, que ni se dio cuenta de que Carlos
había desaparecido de su lado, y de que el verdadero IT no le quitaba el ojo de
encima desde que él estaba allí. Cuando se dio la vuelta para irse, se topó con
la cara del monstruo de frente, pegada a su cara y soltando un hedor putrefacto
de su boca. El susto casi lo mata, no llegaba a entender como el puñetero se había desplazado tan rápido para ponerse
detrás de él sin ser visto por nadie. Una vez se repuso se enfundó su máscara
para imitar a su terrorífico gemelo, pero la sorpresa fue mayor cuando terminó
de ajustársela y ver que ya no estaba allí. Lo buscó y lo rebuscó, pero el
condenado payaso había desaparecido. Llegó un momento que incluso pensó que
todo era producto de su imaginación, probablemente provocado a causa de tanta
emociones y de tanto estrés. No obstante algo seguía fallando, y eso sí era
real seguro. ¿Dónde carajo estaba su amigo Carlos?
Por mucho que recorrió
toda la plaza de arriba abajo varias veces, su querido amigo disfrazado del
Conde Drácula seguía sin dar señales de vida. Y lo más raro todavía era que
preguntase a quién preguntase nadie lo había visto, después de que estuviesen
en el bar. Algo le decía que estaba en
serios apuros. Decidió sentarse en una de las sillas de la terraza del bar para
coger un poco de aliento, estaba agotado de tanto andar en busca de su amigo.
Apenas habían pasado unos segundos, cuando de repente apareció IT sentado a su
lado; y lo más asombroso era, que solo era visible para él. Dio un respingo que
casi se cae de la silla. El monstruo sin mediar palabra comenzó a mirarlo
fijamente a los ojos, para poder penetrar en su mente y así transmitirle lo que
había ido a contarle sin necesidad de abrir la boca. Xoél se quedó paralizado,
no podía creer lo que le estaba pasando. O era una broma de muy mal gusto, o se
estaba volviendo loco de remate. Sin embargo sin apenas darse ni cuenta el
payaso diabólico ya estaba penetrando en el interior de su cerebro, sintió como
un frío helador le recorría el cuerpo desde los pies hasta la nuca erizándole
todo el bello de su cuerpo, al mismo tiempo que todos sus músculos se quedaron
en tensión sin que él pudiese hacer nada para evitarlo, dejándolo del todo
paralizado. De repente sintió como la lejana voz de aquella cosa, le hablaba
desde su interior con un gesto tan simple como
cruzase sus miradas.
Si
quieres recuperar a tu amigo solo tienes que ir al cementerio, que es donde se
encuentra ahora mismo; no obstante tienes que saber que si no acudes a esa
cita, él morirá. Me lo llevaré a un mundo de tinieblas y de almas en pena del
que no saldrá jamás, sufrirá más en el mismísimo infierno para toda su
eternidad. Todo depende de ti, de la decisión que tomes. ¡JAJAJAJAJA¡ Sé que
vendrás, por lo tanto, hasta ahora
camarada.
La cabeza comenzó a
dolerle como si se le fuese a estallar, se agacho en cuclillas agarrando su
cráneo con ambas manos; el dolor era tan fuerte, que como siguiese así caería
fulminado al suelo. Ya estando casi al borde del desmayo, el dolor por suerte
fue remitiendo muy poco a poco. Se fue incorporando como pudo hasta que logro
alcanzar la silla en la que había estado sentado antes, y se dejó caer como si
de un saco de patatas se tratase. Tardo varios minutos en recomponerse, pero
sin dejar de pensar en ningún momento en lo sucedido; se levantó y salió de
allí corriendo, para llegar cuanto antes al campo santo. La gente
al verlo correr de esa manera se iba apartando sin saber qué coño le
estaba pasando, y los que no lo hacían él se encargaba de darles un buen
empujón para apartarlos de su trayectoria; la mayoría de la gente pensaba que
se había pasado con las drogas, y que era fruto del subidón. Desde luego no se
pararía a contarle nada de lo sucedido a ninguno de ellos, ya no porque no le
creyesen, sino porque lo retendrían allí hasta que llegase una ambulancia para
llevárselo a algún loquero.
Cuando consiguió llegar
iba casi arrastras, los cuatro kilómetros que tuvo que recorrer hasta llegar al
lugar de la terrorífica cita habían hecho mella dejando su cuerpo sin apenas
fuerzas para continuar moviéndose. Cruzó el portalón que daba entrada al
cementerio, y escuchó como la voz de su amigo lo llamaba; sonaba un poco lejos,
pero se dejó guiar por ella.
Sin apenas con tiempo
para reaccionar, se dio cuenta que a menos de dos metros en su dirección
apareció un enorme socavón en el suelo; clavó sus zapatillas contra la tierra y
gravilla del terreno para detenerse. Cuando lo logró, estaba a escasos
centímetros del enorme agujero. Cuando ya se creía a salvo, una enorme garra
enfundada en un guante color blanco lo
agarró de su tobillo derecho para a continuación comenzar a tirar de él con
fuerza. Sus dedos comenzaron a sangrar a consecuencia de la fuerza que ejercía
sobre la tierra para no caer en ese enorme agujero, pero la fuerza del monstruo
era tal que nada pudo hacer al respecto; en pocos segundos, fue totalmente
engullido.
IT lo había engañado
haciéndole ver cosas que no existían, solo con la intención de llevárselo al
cementerio para convertirlo en otra de sus numerosas víctimas, y al final lo
había conseguido. El monstruoso payaso consiguió una vez más salirse con la suya.
Del primer mordisco le arrancó el pie derecho, la sangre comenzó a salir a
borbotones acompañada de los gritos en vano de su propietario. Pero el peor fue
el segundo ataque, cuando mordió su estómago e introdujo toda su cara en el
interior para comerse de dos bocados: sus intestinos, hígado y riñones. Cuando
IT sacó de allí su cabeza llena de sangre y otros fluidos bastante asquerosos,
después de haber padecido y sufrido como nunca, Xoél ya estaba muerto. El
maléfico juego del payaso, finalmente consiguió atrapar su alma para llevársela
a su mundo de tinieblas y terror.
Mientras todo esto
pasaba, el que se volvía loco por toda la plaza preguntado por su amigo, y al
que nadie había visto, era Carlos disfrazado de vampiro.
Dramático y muy ambientado. Felicidades
ResponderEliminarEs un n relato digno de Halloween. Enhorabuena, José. La curiosidad por saber quién era el escritor, Incluso al imaginarlo, me ha intrigado. Soy muy curiosa. Lo que no me esperaba era el engaño de "IT". Gracias.
ResponderEliminarJejeje, tú estilo es único! Miedito me das. Muy bueno!!!
ResponderEliminarGran relato, José. Se nota que dominas el género
ResponderEliminarMuchas gracias,chicos🙋🙋😘
ResponderEliminarMuy bueno el relato, no me esperaba para nada ese final tan terrible. Felicidades!!
ResponderEliminarMuy buen relato, José. Lleno de un dramatismo propio de Hallowen. Enhorabuena
ResponderEliminarMuy bueno, José. Se nota que es un género que te gusta. Y el final... Que hambre me ha entrado! 😈😈
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