-¿Ya estás o no?
¡Voy a salir de casa y allí no conozco a nadie!
-Vooooy, ven a
mi casa. Diez minutos y estoy.
-¡Perfecto! Hasta
ahora.
Sofía colgó el
teléfono con un resoplido.
Vero siempre
hace igual, me hace esperar siempre.
Miré por la
ventana y…genial, justo ahora se pone a llover.
Hacía una hora
que estaba lista, como la gente mayor que va al médico una hora antes ( mínimo),
pues yo igual, los nervios de saber que estaría allí Pedro me corroían por
dentro.
Salí de casa agradeciéndome
a mí misma por haberme puesto el abrigo grueso, hace un frío que pela y para
postre, llueve.
Iba preciosa,
está mal que yo lo diga, pero es así. He decidido vestirme de vampiresa. Sobria
pero sexi. Un vestido negro, ceñido y largo. El pelo largo, rizado y moreno. Labios
rojos y abundante sombra de ojos negra y para rematar el look unos zapatos
negros de charol con tacón de aguja (aunque en ese momento echaba de menos unas
buenas botas de agua).
Nada puede salirme mal esta noche, me dije a mi
misma.
Ya tenía un pie dentro
de mi Ford Focus cuando de pronto pasó una furgoneta (a una velocidad muy
superior a la que debería en un barrio residencial) empapando mi bonito abrigo
negro y parte de mi pelo.
Me senté
enfurruñada en el coche.
Durante 5
minutos fui conduciendo cantando a grito a Amy Winehouse, a ver si me cambia el
humor.
-¡Sofía!!!
Ahí estaba Vero
haciendo aspavientos y esquivando los charcos. La verdad es que está muy
cómica. La imagen me hizo reír.
-¿De qué te
ríes? Así vestida, con el pelo mojado y riéndote sola, das bastante yuyu.
Vero ha decidido
disfrazarse de Dra asesina, está preciosa, aunque se pusiese una bolsa de
basura, estaría guapa.
-Para, ¡para
aquí! Dijo señalando a una casa.
-¿Seguro que es
aquí??
-Que sí. Y
seguro que ya está también tu Pedrito.
No sé por qué me
dijo eso ultimo con cierto retintín. Creía que no conseguiría nada con él ¿Me
veía tan insegura con los chicos como cuando tenía quince años?
Nos acercamos
cada vez con paso más lento hacia la puerta. Seguía sin verse ninguna luz, ni
oíamos ningún ruido.
-Sofía, ahora
dudo yo. Te juro que me dieron esta dirección.
-¿Quieres llamar
ya a la puerta? Así salimos de dudas.
Después de
esperar tres larguísimos minutos escuchamos unos pasos.
-¡Hola!-Era
Rubén, el novio de Vero.-¡ Sí que habéis tardado! Y a ti- dirigiéndose a mí- ¿qué
te ha pasado?
-Percances de la
noche de Halloween, ¡terrorífico!
-Anda, pasad,
que os esperábamos, sobre todo yo. Lo decía mientras le agarraba bien el culo a
Vero-. ¡Estás preciosa!
Llegamos a la
cocina, y había bastante gente, pero hablaban casi en susurros.
Que fiesta más
aburrida. Le dije a Vero.
Habían preparado
algo para picar, montones de cerveza, pizzas y refrescos. Preferí seguir
paseando y chafardeando la casa (y si así me encontraba a Pedro, mejor que mejor).
Salí de la cocina y casi me di de bruces con una pareja un poco extraña, un Bitelchus
y una momia. Supuse que llevaban rato en la fiesta, ya que sus voces transmitían
un cierto toque de alcohol. Para sortearlos, decidí subir las escaleras. La primera
puerta estaba cerrada, supuse que era el lavabo y estaría ocupado. La segunda
puerta…
-¡Bien! Abierta.
Encendí la luz. Me
quedé maravillada. Una biblioteca enorme, con un piano en el centro, y enormes
cristaleras en vez de simples ventanas. Me acerqué a las estanterías de madera
de caoba…Stephen King, Bram Stoker, Anne Rice….Luego veía autores que no me
sonaban: Clark Ashton Smith, William Hope.
-Perdona, pero ¿qué
haces aquí??
¡Aagghhh! Me
giré sobresaltada a quien me dirigía esas secas palabras. Sólo vi a un Drácula
con una espalda ancha y un cuerpo bien moldeado, pero con una máscara que no
dejaba oír bien su timbre de voz. Y una colonia inconfundible.
Yooo…lo siento (Sentía
que me quemaban las mejillas), me aparté un poco en busca de…
¿De mí?-dijo
quitándose la careta. Estás ES PEC TA CU LAR.
¡Pedro! ¡¡Qué
susto me has dado!! Aquí es todo tan silencioso, la luz tan tenue que cuando
has aparecido casi me da un infarto. Gracias por el cumplido.
De nada, tenía
ganas de encontrarme contigo a solas.
¿Síi??¿Y eso??
Porque siempre
estás acompañada y quería decirte- cada vez se acercaba más a mi boca- que me
gustas mucho.- Terminando la frase con una voz más ronca y dándome un beso que
esperaba hace muuucho tiempo.
Me iba el
corazón a mil por hora. Temía que me estallase.
-Calmaaa. ¿Por qué
te has decidido a decírmelo ahora, Pedro?
- Quizá el
alcohol ha hecho su efecto y me ha desinhibido un poco. ¿Te parece mal?
-No, no….me ha
sorprendido…de buen grado
De pronto Rubén
abrió la puerta, sudando, pálido y rodeado de hombres lobo, payasos diabólicos,
momias…pero ¿y Vero? No estaba a su lado, y cuando están juntos son como lapas.
-Pedro….¡ahh! Perdón,
no sabía que estabas ocupado…Buscaba a Vero…Creí que podía estar con Sofía.
-¿Y Vero?
- Hace media
hora estaba con ella en la cocina, bebiendo, y nos disponíamos a subir
a….bueno, que estaba con ella. Quería ir al lavabo y me quedé esperándola.
Pasaron quince minutos y fui a buscarla al baño, pero estaba vacío. La busqué
por toda la casa, y nada. Sólo hay una habitación que está cerrada, y necesito
mirar si está allí, si está indispuesta o está con alguien.
-Pero es que yo
no tengo la llave, es el despacho de mi padre.
-Ya, Pedro, pero
necesito encontrarla -dijo Rubén marcando el teléfono de Verónica por milésima
vez-. ¿Ves? No lo coge, y le da tono.
-¡Esperad! –dije,
chillando-. Me está escribiendo un WhatsApp
De repente todos
callaron. Pedro cogió mi sudada mano y se acercaron a mí.
-¿¿Pero qué
escribe? -dijo Rubén
-No lo que
entiendo….Dice: cem.Collserola
Me está dando
mucho miedo esto. ¿Y si es una broma? En tres cuartos de hora no da tanto
tiempo a nada, y menos ir a collserola. Vamos a buscarla por la casa, que
seguramente está riéndose a nuestra costa. Halloween, cementerios…y broma, todo
muy típico de Vero.
-¡Centrémonos
todos! -gritó Pedro-. Vamos a repartirnos las estancias y busquémosla. Tú,
Rubén sigue insistiendo a llamarla. Sofía, busca cocina, comedor y baño. Y
diles a todos que se acabó la fiesta. Vosotros (señaló a la momia), id a ver al
garaje.
¡Qué líder es
Pedro!, pensaba Sofía mientras se limpiaba la lágrimas.
Cuando todos
acabaron de hacer lo que tenían asignado (y sin resultados), iban dirigiéndose
a la biblioteca.
Y Pedro ¿dónde
ha ido? -preguntó Rubén.
No lo sé, ¿por
el jardín? -pregunté. Lo voy a buscar.
Mientras bajaba
la escalera, todo en silencio, vi un
vaso de coca-cola derramado en la cocina, ganchitos desparramados por el sofá….
-¿Dónde estás
Vero? Tiene que ser una de tus bromas sin gracia, es imposible que en menos de
dos horas haya cambiado todo tanto.
Abrí la puerta,
y justo oí cerrarse una puerta de un coche.
-¡Pedro!¿Dónde
estabas?
- ¿Habéis
encontrado a Vero? He buscado en el jardín y nada.
Me abrazó y me
dio un tierno beso en los labios.
-Tranquila, que
aparecerá. ¿Quieres una chaqueta?
No me di cuenta
que estaba temblando. En dos horas tenía que ir con mi mejor amiga a su casa. Nos
quedábamos a dormir allí, ya que sus padres no eran tan estrictos cómo los
míos. ¿Cómo voy a aparecer a allí sin su hija?
Me senté en el
sofá, quedándome el culo naranja por los ganchitos que estaba aplastando.
-Pedro, llama a
los demás, tenemos que hacer algo.
Cuando llegaron
todos al comedor y, pensando en qué podían hacer, dieron todos un respingo del
susto que les dio el timbre de la puerta.
Pedro se puso
blanco, y abrió la puerta, provocando unos gritos de terror en unos niños.
-¡Truco o trato!
Les dio los
dulces que tenían allí listos para esa noche, pero estaban intactos.
Tomad, chicos, todos
para vosotros.
Cerró y se
dirigió a su amigo
-¿Qué hacemos?
Que se quede uno
aquí, por si viene Vero. Los demás vamos al cementerio.
La momia se
levantó de golpe
Yo…me ofrezco
voluntaria para quedarme. El cementerio me da mucho miedo, y más esta noche. No
creo que sea más que una broma. Estábamos todos aquí, y si se hubiese marchado,
habría dicho algo.
-A ver, vamos
yendo para allí y vamos pensando.
Se levantó dirigiéndose segura hacia la puerta
.
Cogieron el
coche de Rubén. La mitad de la extraña pareja detrás.
Al llegar al
cementerio, escucharon la música del móvil detrás de la verja.
-¡Es su música! Tiene
que estar aquí. ¿Cómo entramos? -Estaba preguntando mientras Pedro saltaba la verja-. ¡Dinos algo!
Esperaron unos
larguísimos quince minutos.
Al llamar al móvil
de Pedro, tampoco contestaba, y oíamos el tono de Aerosmith de su iPhone.
Los tres que
quedábamos no sabíamos qué hacer. Bitelchus, que aún no sabía cómo se llamaba,
Rubén y yo. No parábamos de llamarlos y de escuchar su tono. Madre mía… ¿En qué
se había convertido una noche de diversión, alcohol y nuestros ligues?? ¡Esto
era una pesadilla!
-No puedo más.
¡Voy a entrar!
- Pero, Rubén,
si entras y no sales…. ¿Por qué no sale? ¿Qué está pasando?
- Tranquila…
Esperamos cinco
minutos y Rubén no salía. De golpe vi que Bitelchus se guardaba el móvil en el
bolsillo. Se levantó, me miró y fue hacia su coche.
Yo aquí no me
quedo, lo siento -gritó mientras encendía el coche.
Me quedé de piedra.
-¿Qué hago sola
allí? ¿Entro o me voy a mi casa?
Pensé en coger
el coche de Rubén, pero las llaves las tenía él, y ella era mi mejor amiga. Jamás
lo haría.
Me moría de
miedo. Encendí la linterna de mi móvil mientras llamaba a Vero para oír su
tono.
Me salía
apagado. Probé con Rubén y el de Pedro. También.
Me armé de valor
y decidí saltar la maldita verja. Me quité los zapatos de tacón e hice el
primer intento. ¡Nada! ¿Por qué al verlo resulta más fácil que hacerlo?
Intenté otra
vez, y ahora sí, lo logré, pero se me rompieron las medias al engancharse con
la punta de la verja.
Oía ruidos por
todas partes. Me imaginaba ojos que me observaban. ¡Malditos libros de terror!
Los ojos ya se
me habían acostumbrado a la oscuridad, ya veía con más claridad. Aun así,
avanzaba muy despacio. No sé ni hacia dónde voy, y si quisiera volver tampoco
sabría.
Escuché pasos,
aunque me obligaba a ignorarlos.
Son fruto de tu imaginación, me dije en voz
alta.
Seguí escuchando
pasos, esta vez más rápidos.
De pronto
observé detrás de unos setos unos pies, alguien estirado. Comencé a temblar.
Supuse que no era Verónica, ya que no llevaba tacones.
¡Rubén!
Corrí hacia su
lado para tomarle el pulso, rezando que no estuviese muerto. Estaba vivo. Menos
mal.
Comencé a pensar
en la forma de llevarlo al coche. Comencé a tener taquicardia. De pronto sentí
un dolor inmenso en la cabeza, y noté que me resbalaba algo por la cara. ¿Sangre?
Y sueño, mucho sueño.
Abrí los ojos,
me pesaban. La cara me tiraba. La sangre ya estaba seca.
¿Dónde estoy?
Es una
habitación minúscula. Sin apenas luz. No podía levantarme ni chillar.
Me han maniatado y metido un trozo de ropa en la
boca.
Ladeé un poco la
cabeza.
¡No puede ser!
Vi unos zapatos
de tacón y sangre detrás de un escritorio. Miraba las paredes. Todo eran fotografías
de Verónica, sonriente, abrazando a Rubén; pero él, en todas las fotos salía tachado.
Me noté un nudo en la garganta. Mis ojos no podían contener las lágrimas.
Se abrió la
puerta, y vi una espalda ancha, un cuerpo bien moldeado y una colonia q me era
familiar arrastrando a Rubén. Pedro se giró. Los ojos que me encandilaron,
ahora daban miedo. Repetía en susurros: Si
no es mía, no es de nadie.
Me desvanecí.
Intrigante hasta el final. La puerta cerrada creo que es el detonante de la curiosidad del lector. Al menos a mí me ha tenido en vilo. Enhorabuena, Sandra.
ResponderEliminarQue contenta!! Muchas gracias!!
EliminarMe he quedado con ganas de más Sandra!!!
ResponderEliminarJijiji, que bien!!!!
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarDe acuerdo con Ana. Buen planteamiento y definición de personajes que dejan con ganas de más historia y de un desarrollo más complejo de la historia. Felicidades.
ResponderEliminarMuchas gracias!!!!!
EliminarMuchas felicidades, Sandre un relato con mucha intriga.
ResponderEliminarUna historia intrigante hasta el final. Enhorabuena, Sandra
ResponderEliminarMe ha gustado q me tuvieras enganchada hasta el final, felicidades Sandra!
ResponderEliminarUn buen estreno,xiqui! Un giro final que no te esperas. Sigue así!😉
ResponderEliminarGracias cariño!!! Que bien que te guste!!
Eliminar