jueves, 22 de junio de 2017

La mujer del traje de cuero (Susana. Grupo B)


       La mujer del traje de cuero color negro dejó el bolso junto al banco donde se sentó. Su extraño vestuario lo completaban unas largas botas rojas de tacones de 15 cm, sexys pero mortales para sus pies. Miró a su alrededor; el andén se veía solitario en comparación con lo que era en las horas pico. La última formación salía de Plaza de Mayo a las 22:56, así que tendría unos diez minutos de espera. Un hombre de traje oscuro miraba nervioso su celular. Parecía muy contrariado y por momentos hablaba solo. Una pareja de enamorados se besaba con pasión, apoyados en una de las columnas, ajenos a todo lo que los rodeaba. Estaban tan pegados que ni el aire tenia paso entre sus cuerpos.

¿Por qué demonios no se buscaban una habitación de hotel?

*****

       En ese momento odiaba a sus amigas con toda el alma, y al juego que se les había ocurrido llevar a cabo.

       Myrian formaba parte de un grupo de lectura. Los miembros eran de varios lugares del mundo; la mayoría españolas, pero también había mexicanas, venezolanas y peruanas. La pasaban muy bien, siempre dispuestas a disfrutar de un buen libro y de charlas a distancia. A Minny y Vicky (su segunda al mando en la administración) se les ocurrió un desafío. La última en terminar la lectura debía cumplir una prenda. Esta vez le tocó a ella: tenía que vestirse de cuero y enfrentar su miedo a viajar en subte.

        Los otros viajeros la miraron por un momento, pero acostumbrados a personajes extraños en los subtes de Buenos Aires, no le dieron mayor importancia.

        Tomó su celular y, conectándose al WhatsApp, empezó a relatar su viaje de diez estaciones, que era lo único que pudo negociar.

        “Hola, chicas, aquí estoy cumpliendo mi prenda. Son las 22:54. Faltan dos minutos para la salida de la última formación del día. No hay muchos pasajeros”

         Giró la cámara de su móvil y mostro el andén; luego la volvió hacia ella.

         Tomó su bolso, sacó unos lentes con fino marco negro superior y se los ajustó; su amigo Diego, un fanático de la tecnología, se los había prestado. Fue el último de sus caprichos de su viaje a Chile. Le permitía grabar y comentar lo que veía por una hora

         A lo lejos se escuchó el ruido característico del subte al acercarse. Todos miraron hacia la oscuridad. Las luces de los primeros vagones iluminaron el túnel. Se escuchaba el roce del metal contra metal llenando el lugar; lentamente la formación se detuvo. Los pasajeros entraron y las puertas se cerraron. Eran las 22:56.

        Bueno, chicas. Comienza el viaje. 22:57, estación Perú”

          Las puertas se abren; los azulejos blancos y azules y la iluminación le dan a la estación un aire de otros tiempos. Una pareja entra al vagón, los dos rondan los cincuenta años; cuando pasan junto a los enamorados, que ajenos a todo siguen besándose, los miran con desaprobación.

        Las puertas se cierran.

      22:58. Estación Piedras, un aroma raro se percibe en el aire”

        Las puertas vuelven a abriese; nadie baja ni sube. El hombre del traje se mueve inquieto, un escalofrió le recorre  el cuerpo. Sus dedos teclean sobre el celular casi en forma violenta.

       “22: 59. Estación Lima. Se siente un olor a madera vieja, cada vez es más fuerte, Las luces del túnel parpadean; esto me está dando miedo”.

         “23: 01 Estación S. Peña”,

           Las puertas se abren, nuevamente nadie baja, tampoco suben; los pocos pasajeros en el andén se dirigen a los otros coches.

        23:02 Estación Congreso. ¡Chicas, algo raro pasa! El olor a madera es cada vez más fuerte, espero que todo quede grabado. Las luces se apagan cuando dejamos la estación; volvió la luz, pero el vagón no es el mismo, ¡ha cambiado!, ahora los asientos al igual que las paredes son de madera marrón oscura como lo eran los coches antiguos; la iluminación cambió. Todo se ve más tétrico”

           Myrian no daba crédito a lo que estaba pasando a su alrededor, narraba lo que sucedía con voz entrecortada, no tenia seguridad de que los anteojos grabaran lo que pasaba. Los demás pasajeros seguían en lo suyo, como si no notaran nada.

       “23:03 la formación va frenando, para en la estación Pasco. CHICAS, ESTO NO PUEDE SER, ESTA ESTACÓN FUE CLAUSURADA HACE AÑOS.”

          No pudo seguir hablando, lo que veía la superaba. La pared que impedía ver la estación, que en la actualidad se usaba como deposito, había desaparecido; ahora se veía como antaño.

        El cartel con el nombre en blanco, con letras negras y marco de madera, se ve reluciente como recién colocado. Los azulejos color natural rodeados de una guarda en azul no muestran las señales del tiempo. En una de las columnas de hierro verde, está apoyado un hombre trajeado, con sombrero, el ala mantenía sus ojos ocultos y un cigarrillo cuelga de sus labios. En uno de los viejos bancos, dos  hombres miran hacia las ventanillas de los coches, visten camisas gastadas, con el color más gris que blancas, los pantalones marrones, sujetos por tiradores; en sus manos sostienen  sus boinas, uno de ellos tiene un cigarro liado detrás de su oreja y el otro, el otro muerde  un escarba dientes. Más alejado, como saliendo de los baños, otro individuo camina sus manos, cubren su cuello, entre los dedos escurre un liquido viscoso, deja tras sus pasos un zigzagueante camino rojo. En la otra punta un pequeño viste de negro y sujeta un farol. En el medio del andén una figura de blanco se destaca sobre los demás, camina a paso lento, el vestido blanco cubre sus pies, lleva sobre su cabeza rodeado de un tocado de flores marchitas como el ramo que llevaba en sus manos un largo velo.

         La formación reanuda su camino

         23:04 Estación Alberti

        Myrian no podía entender lo que estaba viendo, cuando el subte fue entrando a la siguiente estación todo volvió a la normalidad; tenía muchas ganas de dar por finalizado el desafío, pero solo quedaban tres paradas más y lo habría logrado. A pesar del cuero que cubría su cuerpo, ella temblaba. De su bolso sacó un largo abrigo de gabardina y se lo puso, tratando de recuperar un poco de calor.

        23.05 Estación Plaza Miserere, las puertas se abren, la pareja de enamorados bajan de la formación.

        23:06 Estación Loria.

        23:07 Estación Castro Barros. Myrian baja del subte rápidamente, casi empujando a la pareja cincuentona. Sin mirar atrás, sube las escaleras corriendo a punto de caer por los altos tacos de sus botas.

       El único ocupante que queda en el coche mira hacia donde estuvo sentada la mujer vestida de cuero; en el asiento quedó olvidado un libro. Intrigado se acerco, leyó el titulo, (Leyendas Urbanas de Buenos Aires) lo tomó y lo guardó en su maletín.

                                             *****************************

      Martin llega a su departamento, agotado y frustrado. Tras un agotador día de trabajo y de llevar discutiendo horas con su exesposa, solo quería descansar y relajarse. Deja el saco y la corbata en el perchero junto a la entrada, se desabrocha los primeros botones de la camisa, se quita el calzado. En la cocina busca algo que cenar, se sirve una copa de vino y se dirige a la sala. Se acomoda en el sofá, saca el libro que encontró en el subte y lo hojeó. Tenía algunas páginas marcadas. Lo abrió en la primera.

     Según decía, la estación Pasco fue clausurada en el año 1953 por razones funcionales. Los mitos urbanos decían otra cosa. Dos obreros italianos habían muerto trágicamente aplastados por una viga cuando se construía, algunos aseguraban que se los podía ver sentados mirando fijamente pasar la formación. Otros hablaban de haber visto a un pequeño con ropas oscuras llevando un farol; algunos dicen que es el diablo, también que es el cuidador de un cementerio. Cuando se iniciaron las excavaciones se encontraron con algunos cuerpos, algunos de los obreros saquearon valiosos objetos. De repente hubo un derrumbe que dejó a los saqueadores atrapados; se decidió el cambio de trayecto. Muchos aseguran que el pequeño es el guardia de estos tesoros. Un operario de la línea aseguró que al ir a uno de los sanitarios se encontró con un hombre que había sido degollado; nadie le creyó, días después se supo que alguien murió de esa manera en las inmediaciones. También se cuenta la historia de de una novia que se suicidó el mismo día de su boda al ser abandonada en el altar; otra versión dice que al ser obligada por sus padres a casarse sin estar enamorada se quitó la vida.

9 comentarios:

  1. Buen enfoque, con ese aire romántico que tanto nos gusta. Me ha recordado a Becquer -"Miserere"- incluido. Enhorabuena, lo he disfrutado.

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  2. Muy bueno, Susana. Misterioso e intrigante. Enhorabuena.

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  3. Con el toque de intriga suficiente como para enganchar. Felicidades

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  4. Hola. Muy intrigante y tensión. He disfrutado. Felicidades. Besos

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  5. Me ha gustado el toque paranormal. Enhorabuena!

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  6. Me ha gustado, Susana, sobre todo, el final

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  7. Muy diferente y con una tensión que se mantiene durante toda la lectura. Me gusta mucho el final, ese libro... Felicidades!!!

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  8. Gracias chicos por los comentarios.ya me pondré al día con todo

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  9. Felicidades, Susana por ese realismo mágico.

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