lunes, 12 de diciembre de 2016

Presentando a la mujer del traje de cuero


Dicho así, suena como muy misterioso, pero solo es un ejercicio más. Esta vez, los chicos y las chicas del Cibertaller han tenido que escribir un relato sobre una mujer con un traje de cuero.

            Como en todas las presentaciones, vuelve a salir a la luz mi antigua profesora. Por aquel entonces, tuve que escribir un relato misterioso, sí, solo que con un personaje diferente al que me he inventado. Ya lo utilicé en el taller de escritura que di el año pasado. Me gustó la idea y lo he recuperado para este curso.

            Lo que vais a poder leer durante los próximos seis días trata sobre una misteriosa mujer que deja un bolso en una estación. El ejercicio hace que el lector se pregunte lo que sus autores y autoras se han preguntado antes y a la hora de escribirlo.

            ¿Mande?

            Es fácil: les di cinco preguntas, pero no podían escribirlas en el relato. Tenían que aparecer, sí, pero sin formularse. Ellos las sabían de antemano; vosotros/as, las iréis conociendo durante la historia.

            ¿Quién es la mujer del traje de cuero? ¿Por qué deja el bolso allí?

            Básicamente como en cualquier relato o novela. Si se le da todo mascado al lector, mal vamos. Igual que para ser buen escritor primero hay que ser buen lector, para manejar la imaginación de quien nos lee primero hay que aprender a imaginar.

            Nadie quiere leer una historia sin conflicto, ni que se sepa todo desde la primera línea. Los lectores queremos imaginar, adivinar quién es el malo y lo que les va a ocurrir a los personajes a lo largo de la historia. El buen escritor da pistas, pero no resuelve hasta el final. Si a la mitad de la historia el lector sabe lo que va a ocurrir, significa que el autor o autora no lo ha sabido ocultar bien. Te han cazado.

            A veces lo difícil se hace fácil, y otras puede ser un perro y mordernos sin que nos enteremos.

            Dejad que las seis mujeres del traje de cuero os acompañen estos días, e intentad descubrir qué llevan en el bolso y para qué lo dejan en la estación.

            Espero que os gusten. Gracias.

                                                                                                 José Losada

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