sábado, 26 de agosto de 2017

Relatos de verano: Libre para aullar (Yazmina)



Al igual que en un antiguo casete, todo en la vida tiene una cara A y otra B. Eso mismo pasa con la Luna, ese satélite natural que gira alrededor de la Tierra sin aparentemente otro objetivo. Ahí está la cara B. Tiene otra misión muy distinta a la que todos nos imaginamos, oculta a los ojos humanos.

Cuando la Luna se encuentra en su más esplendido cenit: redonda, hermosa, luminosa y cautivadora, los licántropos se reúnen en el bosque en forma lobuna. Muchos de ellos aprovechan excusas como acampadas familiares o entre amigos, para que aquellos que se sienten semejantes a ellos no sospechen de su cara B.

Los licántropos -seres inicialmente mitológicos para los ojos mortales- se hallan entre nosotros, conviviendo y compartiendo su día a día con el resto de la humanidad. Quizás sea tu compañero de trabajo o alguno de tus vecinos; cualquiera pueden ser, pues al contrario de lo que los libros dicen, son seres sociables y conviven en perfecta armonía, dejando sus transformaciones para sus reuniones, en las noches de luna llena, alejados de los ojos humanos.

Existen varios clanes a lo largo de la península, cada uno con sus tradiciones y su historia, pero nos vamos a centrar en el sur, más concretamente, en Sevilla. Una ciudad que a primera vista parece igual que el resto, pero como ya he dicho antes, nada es lo que parece. Ahí vive un clan muy antiguo de licántropos. Ellos conviven y se mezclan con el resto de españoles que desconocen su legado, de tal modo, que se relacionan pero sólo se casan entre ellos.

Sin embargo, para Yanira no es así. Ella es diferente: puede y vive en esa cara B anteriormente mencionada, esa que sólo muestra su verdadero rostro cuando se encuentra en su apogeo, cuando hay luna llena; y es que Yanira, una adolescente de pelo castaño rizado y ojos verdes como los de su padre, es una licántropo.

Saca muy buenas notas y desea ir a la universidad para estudiar biología y saber qué la diferencia de los simples mortales, así como topar con algo que no la haga depender de ese satélite cada luna llena, y sentirse libre, pero su padre no lo permite. No tiene más remedio que cumplir una serie de obligaciones por ser la hija mayor del líder de los licántropos del sur: los Alandaluz; siendo la más importante al casarse con el hijo del líder del clan Bética.

Años atrás, los clanes firmaron un acuerdo de paz,  fijando los matrimonios concertados de las familias de los líderes como mecanismo para afianzar ese acuerdo entre ellos y, ahora que Yanira ha cumplido diecisiete años, es un buen momento para conmemorar una tradición con tantos años de historia.

El matrimonio es con el clan Bética, uno tan antiguo como los Alandaluz, y con normas tan arcaicas como años llevan viviendo en la península. Consideran que las lobas tienen que quedarse en casa para limpiar y criar a los hijos, con una media de cuatro cachorros por matrimonio, algo que Oscar -el hijo del líder de la manada-, manteniendo el legado familiar y las tradiciones del clan por encima de todo, respeta; para ello, debe domesticar a su loba y enseñarle el camino adecuado para una Bética. Al contrario que la manada de Alandaluz, que muchas de sus lobas estudian y, una vez casadas, compaginan su vida laboral con la familiar. Son mucho más liberales y progresistas.

Tanto Yanira como Oscar saben todo sobre ambas manadas, y conocen perfectamente cómo funcionan las cosas en cada clan. La que lo peor lo lleva es ella, que se siente prisionera de su propio destino, siendo su conservero, su propio padre, al que ama y respeta.

*****

El día de la boda llega y ambas manadas están reunidas en el bosque de Sierra Morena para el feliz enlace, en un campamento con tiendas de campaña a lo largo de una larga extensión de tierra, y con mucha bebida y comida.

Al ocultarse el sol, la fiesta comienza y la gente se anima, Yanira espera en una tienda a que sean las doce. No está permitido que la novia sea vista por ningún macho hasta que comienza la ceremonia, por lo que solamente puede recibir visitas de mujeres, quienes la vigilan, ya que para nadie es un secreto que ella no quiere ese enlace.

Cerca de las diez, una chica de la manada Bética, Sabina, se acerca a su tienda con la excusa de llevar comida y bebida a la novia. Las mujeres que la custodian, le permiten pasar, indicándole que vayan a comer, pues ella se encarga de la novia. Las mujeres que llevan rato oyendo la música y la diversión de los invitados a la boda, desean poder ir y dar una vuelta, por lo que aprovechan esa oportunidad.

Todo sale según lo planeado por Sabina, ya que no quiere que Oscar sea de otra loba que si no es ella. Lleva desde los doce años encaprichada de él y quiere que sea el padre de sus cachorros. Así que entra como una bala en la tienda de Yanira y le explica su plan.

Ha conseguido de una hechicera un tónico para dormir al lobo que lleva dentro. Al tomárselo, su olor de loba va a desaparecer durante tres días, lo que queda para la luna llena. Va a ser una simple mortal durante ese tiempo, pero luego volverá a ser un licántropo otra vez.  Ese es el margen del que dispone para huir, lejos, muy lejos de todos, ya que sin su olor lobuno, es complicado localizarla.

Yanira no se lo puede creer, es una oportunidad para librarse del yugo que le impone su legado familiar. Ni lo duda un segundo y acepta. Así que golpea con toda su fuerza a Sabina. Para ella, disponer de una coartada y quedar liberada de cualquier acusación. Coge una mochila y huye con un par de cosas. Cuando llega a la ciudad, rodeada de gente normal, se bebe el tónico y va directa a la estación más cercana; pues ya es libre, y un mundo nuevo se abre ante sus ojos.

Por fin es LIBRE PARA AULLAR.

6 comentarios:

  1. Buen relato, Yazmina. Parece el comienzo de un libro muy interesante. Me ha llamado la atención las costumbres de los licántropos. Enhorabuena.

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    1. Gracias!! Si esa es la intención, pero primero necesito tiempo

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  2. Estoy de acuerdo con Merche, es un buen principio de historia...

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  3. Hola. No soy lectora de este género, pero ha sido entretenido y me entró curiosidad por saber más. Felicidades por el relato. Besos.

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