lunes, 5 de diciembre de 2016

Presentación de relatos libres


A nadie le gusta trabajar, por mucho que ame su profesión. Siempre hay quejas: el madrugar, el cansancio, el compañero asignado por obligación… El creador de historias también padece este mal. ¿Quién no prefiere escribir lo que le dice la cabeza, sin presiones, sin agobios, explayándose en su salsa? Todo escritor. Luego está la excepción de aquellos que nos ponemos retos, aceptamos y decidimos escribir lo que nos encarguen.

            Las chicas y los chicos del Cibertaller hicieron esto último. Las primeras semanas escribieron los relatos que ya habéis podido leer. El estilo ha sido el suyo; sin embargo, las ideas, no. La inspiración nació a raíz de unos datos, una barrera con la que cada autor y autora se vio en la obligación de mostrar su arte bajo mandato; y está ahí, justo ahí, la esencia de los y las amantes de las letras.

            La persona que escribe y quiere dedicarse a escribir no debe tener miedo a plasmar ideas en una hoja de papel, ya sean a propia voluntad o por un encargo. Habrá historias que escribirán mejor que otras, pero la persona que se dedica en cuerpo y alma a la escritura, siempre lo conseguirá. Querer es poder.

            No hay miedos, no hay barreras; no existe la negación ni lo imposible. La creatividad no tiene límites, y todo artista verdadero, puede con ello y con más.

Este mundo, a pesar de ser un sueño o una afición, también es un trabajo. Para ser buen escritor o escritora hay que trabajar mucho, escribir y leer historias hasta que duelan los ojos. De todo. Las malas creaciones sirven para saber lo que no se debe volver a hacer, y las buenas, para seguir el camino.

A nadie le gusta trabajar, pero todo oficio tiene su momento de descanso. Esta vez podréis leer los relatos libres de las chicas y chicos del Cibertaller. Son sus ideas, sin ningún dato a seguir, solo su propia inspiración.

Espero que también os gusten. Gracias.


José Losada

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