lunes, 6 de noviembre de 2017

Mensaje en una botella (presentación)



Llevo cuatro años dando clases, tanto en persona como online, y por supuesto, todas gratis. Si los cuento, me salen sesenta y cinco alumnos (sesenta y seis contándome a mí, ya que con cada clase, con cada corrección, aprendo un poco más). A día de hoy me quedan trece, pero siempre que puedo intento mirar la trayectoria de los otros cincuenta y dos. Tú, quien se está molestando en leer esto, seguro que conoces a alguno de estos últimos. A varios de ellos los he visto ganar concursos, premios y vender una barbaridad. No los voy a nombrar porque al igual que a las palabras se las lleva el viento, a los profesores gratuitos nos arrastra la corriente hasta hacernos desaparecer... Creo que en estos cuatro años, tres exalumnos se siguen acordando de mí.
Escribo esto porque "Mensaje en una botella" es un ejercicio especial. Cuatro años atrás, en un caluroso mes de julio, escribí una historia así. El relato trataba sobre un naufragio. Un hombre había salido despedido y su chica quedaba en la balsa. Tenían que enviarse un mensaje en una botella, y gracias a que cometí un error a la hora de escribirlo, aprendí un poco más (como siempre ocurre con cada error, sea cual sea).
Durante el pasado mes de octubre, los trece supervivientes que me quedan han tenido que repetir la historia, y durante las próximas semanas se podrán leer aquí.
Es un ejercicio especial porque con él viví por primera vez las críticas de cerca, y me hicieron ponerme las pilas algo más. Pero sobre todo, es especial porque me lo mandó escribir mi profesora, de quien me acuerdo cada vez que doy clase, cada vez que publico algo y cada vez que abro los ojos y veo que, gracias a ella, he aprendido a escribir un poco mejor.
Espero que os gusten.

6 comentarios:

  1. Hay cosas que nunca se olvidan: aprendizajes, compis, profes...
    Todo el mundo que ha leído mis novelas ha visto una gran evolución en la última, ¿por qué será? ;)

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  2. José eres un gran profesor y mejor persona. No debemos olvidar quien nos ha puesto en la senda de nuestro destino. Espero no hacerlo, espero no callarte, espero no decepcionarte.

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  3. No se puede olvidar a quien te ayuda a mejorar, a esforzarte y a seguir en aquello que más nos gusta hacer: escribir.

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  4. Jo... Me siento una privilegiada de formar parte de ese mensaje en una botella, gracias!

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